MEDIO AMBIENTE
Nuestro país tiene muchos desafíos en materia de medio ambiente y nuestro gobierno no los va a eludir. No tenemos tiempo que perder, el tiempo no será nuestro aliado sino nuestro juez. Y nuestros hijos y nietos nos juzgarán por la forma en que enfrentamos este desafío. El crecimiento y el cuidado del medio ambiente, lejos de competir, son objetivos complementarios. El año pasado, gracias a un acuerdo político transversal, pusimos en marcha una nueva institucionalidad ambiental, que incluye un Ministerio del Medio Ambiente, un Servicio de Evaluación Ambiental, que reemplazó a la antigua Conama y la Superintendencia del Medio Ambiente. A ellos se sumarán muy pronto los nuevos tribunales ambientales especializados y el Servicio de Biodiversidad y Áreas Silvestres Protegidas, que nos permitirán proteger mejor nuestro enorme patrimonio natural. Este año creamos el Parque Marino Motu Motiro Hiva, de 150 mil kilómetros cuadrados, en torno a la Isla Salas y Gómez, el quinto más grande del mundo y que protege un maravilloso y único Santuario de la Naturaleza. Lo mismo haremos con los Géiseres del Tatio y el Monte San Lorenzo. A través del nuevo Servicio de Parques y Biodiversidad, seguiremos dando vida a nuevas zonas protegidas, incluyendo un gran parque en la Patagonia y la recuperación de bosques originarios en la Isla de Pascua, para convertir a nuestro país en un ejemplo mundial y ponerlo en la vanguardia en materia de protección de nuestra biodiversidad. Para ello, estamos confeccionando un inventario nacional de todos los ecosistemas y áreas silvestres que requieren protección, así como elaborando planes de recuperación y conservación para las casi 400 especies cuya supervivencia se encuentra amenazada, tales como el cóndor, el huemul, el alerce, la araucaria o la palma chilena.
Dictamos una nueva normativa en materia de emisiones de plantas termoeléctricas y de calidad del aire, incluyendo el material particulado 2,5, el más dañino para la salud, siguiendo los estándares de los países más desarrollados. Esta norma permitirá adelantarnos en diez años los plazos previamente contemplados. La aplicación de esta norma limitará significativamente las emisiones provenientes de centrales termoeléctricas y fuentes tóxicas como: chimeneas industriales, fuentes móviles y estufas a leña. Estas exigencias deberán ser cumplidas de inmediato por las nuevas centrales, y en un plazo determinado, también por las existentes.
Para decirlo en forma clara: si hubiéramos tenido estas normas en nuestro país, no tendríamos dramas como Tocopilla, Puchuncaví-Ventanas, Huasco, Coronel,Talcahuano y Mejillones. Adicionalmente, estamos haciendo una completa revisión del Plan de Descontaminación del Complejo Industrial Ventanas. Estamos incorporando incentivos para el uso de vehículos eléctricos o híbridos, de baja o cero emisión. En las próximas semanas ingresaremos a la Contraloría la nueva norma ambiental para calefactores a leña, publicaremos el anteproyecto del Plan de Descontaminación de Concepción y del Valle Central de la Región de O’Higgins. Iniciaremos un programa para el recambio de calefactores en las ciudades de Coyhaique y Temuco y enviaremos a este Congreso un proyecto de ley general de residuos, para fomentar el reciclaje y la reutilización de los residuos sólidos.
ENERGÍA
En energía Chile tiene hoy una potencia instalada de generación eléctrica de casi quince mil MW. Esta capacidad, y los proyectos ya en construcción, son suficientes para satisfacer las necesidades de energía durante nuestro período de gobierno. Sin embargo, si queremos seguir creciendo al ritmo que Chile necesita y continuar abasteciendo de energía a nuestros hogares, empresas y ciudades, necesitamos duplicar esta capacidad.
Para ello, debemos adoptar las decisiones ¡ahora!, y evitar así una crisis energética en la segunda mitad de esta década. Necesitamos compatibilizar la generación de la energía necesaria con la igualmente necesaria protección de nuestro medio ambiente. Y para ello requerimos aplicar las mejores tecnologías y desarrollar una política de Estado. Hemos descartado planificar o construir plantas de energía nuclear durante nuestro gobierno. Sí avanzaremos en comprender mejor estas tecnologías y en capacitar a nuestros profesionales y técnicos. Nuestra firme prioridad está en la eficiencia energética y la generación de energías limpias y renovables, como la energía del sol, el viento, las mareas y la geotermia. Ya tenemos decenas de proyectos pilotos en desarrollo y hemos destinado un fondo de 85 millones de dólares para investigarlas y promoverlas. Pero esas energías representan menos del tres por ciento de nuestra actual matriz energética. En Estados Unidos y los países de la OCDE las cifras no son significativamente superiores.
Seguiremos avanzando decididamente en energías limpias y renovables para alcanzar la meta del 20 por ciento. Pero decir que en estas energías se encuentra toda la solución a nuestro problema, es una utopía que induce a engaño a los chilenos. En consecuencia, no podemos renunciar a la energía térmica ni hidráulica. Sabemos perfectamente que la aprobación de nuevas centrales y líneas de transmisión genera apasionadas controversias. El camino fácil sería aplazar las decisiones y dejarle el problema al próximo gobierno. Pero esa conducta pondría en peligro el desafío más profundo y el anhelo más arraigado de los chilenos: alcanzar el desarrollo y derrotar la pobreza. Un Presidente debe ser capaz de levantar la vista, mirar más allá de las próximas elecciones y asumir su responsabilidad con su país.
¡Tengo muy clara mi responsabilidad con el medio ambiente, pero también tengo muy clara mi responsabilidad con el desarrollo! Chile es un país rico en agua. Y el agua es energía limpia y renovable. No produce emisiones contaminantes ni efecto invernadero. Teniendo acceso a la generación hídrica, en los últimos quince años se han aprobado 106 plantas termoeléctricas, la mayoría de ellas a carbón o petróleo, con los mayores índices de contaminación y sin los debidos resguardos ambientales. Basta ver lo que está ocurriendo hoy en Ventanas o Mejillones. Pero además, la generación hidroeléctrica es más económica. Esto es muy relevante, porque el costo de la energía en Chile duplica el de los países vecinos y supera en casi un 50 por ciento el de los países desarrollados. Esto lo pagan todos los chilenos, todos los meses en sus cuentas de luz, y también la economía con pérdidas de competitividad. No podemos decir que necesitamos energía, consumirla abundantemente y, al mismo tiempo, oponernos a todas sus fuentes. Hasta ahora hemos hablado sólo de generación. También debemos hablar de transmisión y distribución. Chile es un país muy largo. Y mientras el consumo se concentra en el centro del país, la generación energética futura se desplazará hacia el norte, en materia de energía solar, y hacia el sur, en materia de energía hidroeléctrica. En consecuencia, necesitamos una política adecuada a nuestra realidad. Necesitamos una política de Estado en materia de transmisión y distribución de energía. En los últimos días la sociedad chilena ha sido cruzada por un profundo debate respecto de la conveniencia o inconveniencia de un proyecto hidroeléctrico en la Región de Aysén y de la línea de transmisión desde Aysén a la Región Metropolitana. El gobierno ha escuchado este debate y lo considera útil y necesario. Por esta razón vamos a complementar el trabajo de la recién designada Comisión de Expertos, de diferentes sensibilidades políticas y ciudadanas, promoviendo un debate profundo y responsable, para concordar esa política de Estado, que norme y regule mejor temas como la construcción de megalíneas de transmisión, la interconexión entre los sistemas eléctricos del norte grande y del centro sur, creando un Sistema Interconectado Nacional, incluyendo la posibilidad de una carretera eléctrica pública, de acceso abierto, que permita a múltiples generadores, incluyendo mini y medianas hidroeléctricas, solares, eólicas, y a futuro geotérmicas y mareomotrices, como también a distribuidoras y consumidores, integrarse al Sistema Interconectado Nacional. Adicionalmente, debemos estudiar formas para flexibilizar y hacer más competitiva la distribución en el sistema eléctrico, considerando la posibilidad de crear un multicarrier eléctrico, que otorgue a los consumidores mayores opciones para elegir a sus generadores de energía. Está política nacional deberá incorporar también los necesarios resguardos para proteger el medio ambiente y los sectores afectados y otros temas de interés público. Y generará una industria más limpia, más competitiva y con mejores precios para los consumidores.
AGUA
El agua es un recurso estratégico para el desarrollo de Chile. Debemos usarla con sabiduría. Por ello, hemos diseñado una Estrategia Nacional de Recursos Hídricos y un Plan Regional de Infraestructura y Gestión del Agua para todas las regiones de Chile. Ellos permitirán planificar y priorizar inversiones hasta el año 2018, para aumentar la disponibilidad de agua, construir nuevos embalses, impermeabilizar canales, inyectar aguas superficiales a los acuíferos, potenciar el riego tecnificado y aumentar la fiscalización de la DGA, para combatir el delito de usurpación de aguas. Además, este año invertiremos 30 mil millones de pesos en sistemas de Agua Potable Rural.